MVZ. Esp. Ricardo Lizarzaburu Castagnino
Asesor Técnico – PHARTEC
Como sabemos, el forraje es fundamental para tener ganaderías sanas, especialmente las de tipo lechero, justamente porque las vacas al ser rumiantes poseen la capacidad de aprovechar más que las especies no rumiantes el aporte nutricional que ofrece el forraje independientemente del tipo.
Un reto importante para el común de los establos de alta producción lechera es como llegar al equilibrio entre dietas densas energéticamente las cuales son necesarias para mantener la producción de leche con adecuadas cantidades de fibra dietética la cual es necesaria para prevenir desórdenes ruminales (Zebeli et al., 2011). Hallar el balance óptimo entre la fibra efectiva y los carbohidratos degradables en la dieta es difícil pero crucial para el mantenimiento propio del metabolismo ruminal (Zebeli et al., 2006), pero también para mantener un estatus de salud estable y alcanzar la productividad del ganado lechero (Ametaj et al., 2010). La Falla en estos conceptos contribuye a la ocurrencia de acidosis ruminal sub – aguda, un desorden metabólico que ocurre con mayor frecuencia en los estadios tempranos y medios de la lactación (Enemark, 2008).
La fibra es la fracción dominante de la pared celular y está compuesta principalmente por carbohidratos, siendo los principales componentes de la fibra la celulosa, hemicelulosa y lignina. En la celulosa, las moléculas de glucosa están unidas entre ellas por un enlace β – 1,4 mientras que en el almidón el enlace es α – 1,4; sólo las enzimas microbianas pueden romper el enlace que conforma la celulosa. La hemicelulosa también es dependiente de las enzimas microbianas para su digestión debido a que es una estructura compleja hecha principalmente de xilosa (azúcar) que también presenta enlace β – 1,4.